lunes, 24 de marzo de 2014

“Que tu alimento sea tu medicina”

Esta es la famosa frase de Hipócrates y una de las principales conclusiones de la conferencia que se celebró el domingo 23 de marzo en la Casa de la Cultura de Valdelaguna.
La iniciativa de desarrollar una exposición en relación a la salud y la alimentación, surge por el interés y la preocupación detectado por este tema entre la gente que se acerca hasta  las actividades que organiza la Asociación Rumbo Sureste así como en los consumidores de los proyectos de huerto agroecológico de la zona. Por este motivo, desde diversos colectivos organizamos esta interesante actividad.
Ángel Jiménez, fitoterapeuta y experto en MTC (Medicina Tradicional China) desarrolló una exposición basada en una introducción a la medicina naturista oriental y al tipo de alimentación recomendable para llevar a cabo en la estación que acabamos de comenzar, la primavera. 
A continuación compartimos algunos de los contenidos que se trataron.
La medicina naturista tiene una visión global de la salud del ser humano, considerando no sólo aspectos relacionados con los órganos de nuestro cuerpo, sino con el entorno que nos rodea. De esta manera, intenta explicar qué cuestiones de nuestra alimentación,  calidad del medio ambiente, relación con las personas de nuestro entorno, forma de afrontar la vida, etc. influyen en la aparición de las enfermedades que nos afectan.
La Medicina China se basa en la experimentación y observación del cuerpo y de la naturaleza desde hace más de 3.000 años.  Busca el equilibro entre distintos acontecimientos o fenómenos y los engloba o clasifica dentro del conocido Yin Yan,
También analiza el funcionamiento de los órganos, los elementos de la naturaleza (fuego, tierra, metal, agua y madera) y los sistemas meridianos (los que aplica en acupuntura).
Además nos habló de las propiedades de los alimentos en base a su sabor, por ejemplo y en general: los agrios son astringentes; los salados tonifican los órganos yin y la sangre; lo amargo dispersa el calor del cuerpo; lo dulce tonifica; y lo picante desbloquea.

También nos explicó ejemplos de dietas hiposódicas, alcalinas y de cómo preparar la famosa sopa hipocrática* que ya desde tiempos antiguos Hipócrates consideraba fuente de salud. 
En relación a los ciclos anuales de nuestro cuerpo y su relación con las estaciones introdujo las principales características de las mismas, centrándose después en la dieta preferible para cada estación. Así pues, la primavera es idónea para engendrar y renovarse; el verano para crecer y madurar; el otoño para recolectar; y el invierno para conservar y almacenar.
En primavera se necesitan elementos nutrientes que nos ayuden a purgarnos y limpiar nuestro organismo de los excesos del invierno y cuidar nuestro hígado que es uno de los órganos más importantes y motores de salud. Por ejemplo, se recomienda tomar pocos picantes, algo de grasas y dulces (sin excederse), y muy poco contenido de fritos. Lo ideal es basar la dieta en proteínas de origen vegetal (legumbres) y sobre todo hojas verdes; infusiones de té verde y menta... Los germinados de semillas y verduras como la alcachofa, espinaca y el apio son ideales así como diversos tipos de setas y semillas como girasol, calabaza, lino y sésamo, fuente de nutrientes esenciales.
Al finalizar la exposición se resolvieron algunas dudas y se planteó la posibilidad de desarrollar una  segunda parte, para iniciarnos en la dieta de verano.
Ante el interés mostrado por el grupo y por otras personas que no pudieron acudir, esperamos poder organizar una nueva cita para continuar con el tema, a la cuál estáis todos invitados. Os mantendremos informados.

* RECETA DE LA SOPA HIPOCRÁTICA
Ingredientes:
1 tallo de apio 
Unas ramitas de perejil
Ajo (al gusto)
1/4 bulbo de hinojo
1 puerro
1 cebolla
1 tomate
1 patata
1 manzana
Agua filtrada o mineral
Preparación:
No pelar ninguno de estos vegetales, lavarlos bien, y cortarlos en trozos gruesos.Cubrir con agua y cocinar a fuego lento durante 1 hora.
Dejar templar y triturar hasta obtener una textura muy fina.
La porción no utilizada puede guardarse en el frigorífico hasta dos días.


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